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martes, septiembre 26, 2006

Dios oye todo y a todos





- No importa qué digamos o qué callamos, Dios oye lo que decimos y lo que callamos. A veces insultamos a la gente o a veces pensamos que nadie se interesa en nosotros. Pero es indudable que estamos siempre escuchados por El. Por eso debemos cuidar lo que sale de nuestros labios y lo que guardamos en nuestro corazón. Tal las palabras reflexivas de Barbosa.

K.


Dios oye todo y a todos


"Amo al Señor, pues ha oído mi voz y mis súplicas" (Salmos 116:1).

Un hombre que trabajaba en el sector de equipajes de una grande estación ferroviaria dejó caer un paquete pesado en su pie y empezó a blasfemar. Una pequeña niña, de pie junto a la entrada, al escucharlo le habló: "Por favor, señor, no diga tales cosas. ¿No sabe qué Dios está oyendo lo que usted dice?"

¿Será qué nos hemos dado cuenta de qué Dios oye a todos? ¿Utilizamos, al mismo tiempo, nuestros labios para maldecir, avergonzar al Señor o para glorificar el nombre de Jesús?

Bueno es estar en la presencia del Señor, decirle que Lo amamos, que conocerlo fue la mejor cosa que nos aconteció, que Su compañía nos llena de júbilo.

Poder hablar a todo instante con Él, leer su Palabra y confesar que es el mejor alimento de todo nuestro día, entregar a Su cuidado nuestra noche de descanso es algo que ni una poesía inspirada puede describir.

A veces pasamos el día callados, con el semblante amargado, sin brillo en el rostro, derrotados. Parece que nadie se importara en nuestros problemas y en nuestras aflicciones.

Más bien cerca a nosotros existe alguien que está presto a oír, a acariciar, a decir con la voz más tierna del mundo: "Hable conmigo, estoy aquí, quiero oír cada una de las palabras que usted anhela decir. Tengo respuestas a todas sus inquietudes."

El mejor Amigo está cerca y estará siempre presto a oírlo a usted.


Por Paulo Barbosa
Un ciego en el Internet
tprobert@terra.com.br

La iluminación pertenece al sitio Web:
http://mondino-update.net/

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