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viernes, septiembre 01, 2006

Soroche para ligar Sudamérica





- El pasado domingo 27, el suplemento literario Fondo Negro de La Prensa dedicó sendas páginas a valorar la estrategia literaria de la revista “Mar, con soroche”, del colectivo boliviano-chileno, con artículos y una entrevista al poeta Andrés Ajens, quien desde hace más de una década no sólo “une” diplomáticamente a poetas de Bolivia y Chile, sino aboga por el retorno soberano al mar.

- También en el caldo se encuentra el poeta tarijeño Jorge Campero, dos veces Premio Nacional de Poesía. Abajo el ciudadano K. copia un fragmento de la entrevista realizada por Martín Zelaya Sánchez, quien dirige Fondo Negro, La Paz, Bolivia.

- La revista publicada en Santiago de Chile fue presentada en el Ojo de Agua en el marco de La Otra Feria.

Andrés Ajens responde desde el quiasma



1. —¿Cuál es la idea de este proyecto Mar con Soroche; cuéntanos cómo surgió y cuál es la intención?

—Antes que una idea o un proyecto, Mar con Soroche (sorojche, en castellano andino, suruxchi o suruqchi en quechua y aymara) reitera de entrada un muy preciso quiasma de lenguas, cuyo surgimiento —en lo que aún llamamos “Sudamérica”— tiene pues poco menos de cinco siglos. Que esta reiteración abra campo al campo en que tal quiasma se habrá dado, y con ello a parajes inéditos, quien lea el mentado Mar podrá decidir o demorarse en tal loca posibilidad.

En lo inmediato, conversaciones con Jorge Campero en el encuentro de poesía Cerros de Oro (Andacollo, Chile, 2005), con Vicky Aillón y Juan Carlos Ramiro Quiroga vía e-mail, y con monstruosas amistades de aquí, de acullá y de más allá (entre quienes: el curitibano Wilson Bueno, la calgareña Erin Mouré, el gringo montevideano Kent Johnson, la lebusina Elvira Hernández y el cordobés porfiado Guillermo Daghero) habrán alimentado el parto, de veras, reparto inicial. De otra parte, a estas alturas, arranchar un textil llamado Mar con Soroche entre Santiago y La Paz pudiera por demás indicar que entre poema e historia no hay indiferencia sin más.

2. —¿Cuál es la importancia de recuperar las lenguas indígenas de nuestros países desde la literatura?

—¿Recuperar las lenguas indígenas —¿volverlas a sí, en sí? ¡Si ellas mismas no se habrán olvidado ni extrañado enteramente de sí! (Janiwa). La figura o metáfora de la recuperación acaso introduzca aquí un matiz de condescendencia a no insistir. Tal vez sea por eso que este Mar arroja de entrada restos (textos) éditos e inéditos en aymara, quechua, guaraní, mapuche, gallego, portugués, castellano, portuñol y aun inglés. Entre los cuales, para subrayar: pasajes del Atau Wallpaj p’uchukakuyninpa wankan, endecha quechua, cantar o simplemente wanka del fin de Atahualpa (manuscrito de Chayanta), de anónima autoría, y que, en cuanto saga o tradición textual, ¿cómo no compararlo —en su incomparabilidad umbilical— con el del Mío Cid? (¡Y aún hay, desde el romanticismo más decimonónico, quienes juzgan la “poesía boliviana” inferior a su música!). Y si esta otra lengua indígena y a ratos endógena que es el castellano sigue siendo dominante en ciertos pagos, en otros (el de la llamada globalization) su situación no puede ser más precaria.

K.

Fuente:
www.laprensa.com.bo

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