
Los restos mortales de Blanca Wiethuchter descansan en en lago Titicaca.
- Este poema de Juan Carlos Ramiro Quiroga, 45 años, fue publicado este domingo en Fondo Negro de La Prensa.
K.
Poema a Blanca
1. Transparente o liviana. No sé. Ignoro la palabra o las palabras para sujetar levemente la poesía de Blanca Wiethüchter, porque su poesía es eso: el blanco inmutable de la quietud y del sosiego.
2. Nunca fue radical, como hubiera esperado su mentor Jaime Saenz, ni en el sesgo ni en la rítmica poética, porque escribía poco y bien, cada vez con menos ambiciones y siempre con esa tranquilidad andina, a ratos desmentida por su herencia germana.
3. Pero a pesar de la soledad que la buscaba y hasta asediaba por todos los rincones del alma, la poesía de Blanca siempre fue compartida y dividida como el pan cristiano entre la amante y el amado.
4. Una cosa es cierta. Jamás la poesía de Blanca fue mística ni ególatra del mecanismo verbal. Y acaso renegó por siempre de la ironía y el desplante de Nicanor Parra.
5. Blanca siempre fue rigurosa consigo misma y con sus palabras. Su único color fue el verde y su único refugio Ítaca, a donde nunca retornó Kavafis.
6. La música clásica le atraía igual que el fuego, pero dejó a las palabras el rigor de labrarla día a día, a tiempo con el tiempo.
7. ¿Cuál es la palabra que más agradaba a Blanca? Oh luminoso amor: “¡Oh dulce resplandor de estos días!”, decía.
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