El ciudadano K. tiene la misma paciencia de Jah: habla, lee, escribe y alaba la poesía en todas sus formas, porque la emergencia de la belleza es constante y su corazón está a punto de desfallecer: "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres", profiere K. mirando los rojos ponientes de Culpina K, un pueblito creado por el artista plástico Gastón Ugalde en el desierto de Potosí.
martes, noviembre 04, 2008
Reviven las voces de Woolf y Doyle
"Las palabras viven en la mente y no en los diccionarios. Quizá la razón por la que no tenemos un gran poeta o novelista en nuestros días es porque no las dejamos ser libres, las reducimos a su significado útil" (Virginia Woolf, 1937).
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- La Biblioteca Británica 'resucita', en su voz original, a los grandes de la novela y la poesía anglosajona.
1. The spoken word: British and American writers, acaba de ser publicado en el Reino Unido por la British Library.
2. “Un tesoro que adquiere su verdadera magnitud si se añade un detalle: dos de las grabaciones, las que contienen las voces de Virginia Woolf (1882-1941) y Arthur Conan Doyle (1859-1930), son los únicos testimonios sonoros de estos dos autores que se conservan en el mundo”, anuncia Babelia del portal El País.com
3. La institución británica conserva una entrevista concedida por Woolf a la radio pública BBC en 1937.
4. Durante ocho minutos, la autora de La señora Dalloway (1925) reflexiona sobre la vida de las palabras y se pregunta "si los británicos leen y escriben mejor que hace 400 años".
5. Las palabras, cuenta, "viven en la mente y no en los diccionarios". "Quizá la razón por la que no tenemos un gran poeta o novelista en nuestros días", prosigue Virginia Woolf, "es porque no las dejamos ser libres, las reducimos a su significado útil (...), podemos atraparlas, clasificarlas y colocarlas en orden alfabético".
6. En su testimonio sonoro de la British Library, Arthur Conan Doyle, padre de Sherlock Holmes, rememoraba en 1930 la lectura de las primeras novelas de detectives, y contaba cómo abandonó su educación cristiana y se dispuso a conquistar "una esfera superior de espiritualismo".
7. Médico de profesión, la admiración por uno de sus profesores, el doctor Bell, que además de curar "adivinaba dónde vivía el paciente y cómo era su familia", le lleva a reconocer más tarde su admiración por algo "que marcará el futuro de la humanidad: la telepatía".
K.
Biblioteca Británica
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