El ciudadano K. tiene la misma paciencia de Jah: habla, lee, escribe y alaba la poesía en todas sus formas, porque la emergencia de la belleza es constante y su corazón está a punto de desfallecer: "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres", profiere K. mirando los rojos ponientes de Culpina K, un pueblito creado por el artista plástico Gastón Ugalde en el desierto de Potosí.
lunes, mayo 21, 2007
Una invitación a la guerra
Un nuevo libro de poesía siempre refrescará los ojos cansados del guerrero de tanto pelear con el desierto.
poesia
- El reciente poemario “Territorios de Guerra” será lanzado en la Feria Internacional del Libro de Santa Cruz.
1. El día sábado, 26 de mayo de 2007, a horas 20:30, en el salón Hernando Sanabria Fernández, de la 8va. Feria Internacional del Libro en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra en el Campo Ferial Expocruz, se presentará el libro de poemas Territorios de Guerra de Gary Daher Canedo, recientemente publicado por la Editorial Gente Común.
2. Daher Canedo nos entrega en “Territorios de guerra” un mundo poético donde se mezcla lo místico y lo trivial, dice una nota en su sitio.
3. “Una cita, una invitación a recorrer un camino ascendente y descendente a la vez, que aún siendo propio, no puede ser transitado sin la vital presencia de una mujer”, anota en la contratapa del libro de Daher Canedo el poeta chileno Ariel Pérez Rosas, quien estará a cargo de la presentación.
K.
El escritor beniano da a conocer sus obras a través de Internet.
Camino a Samarcanda
Por Gary Daher Canedo
Soy el ángel gris que aparece en tus sueños
el mago negro
con el casco en la espalda
como un caracol cuya baba
es la única huella de su camino a Samarcanda
esto sucede cuando duermes
y yo insisto en jugar juegos de guerra
en la máquina inmoral de aqueste siglo
y luego si despiertas
busco el centro de tu talle
la perfecta crucifixión que hace tu ombligo
y bebo sin parar de aquel veneno
de tus pechos -cielo de serpientes-
que muero por poseer
entre el avispero
de tu boca
y la curva celestial de tu áfrica dorada
pero ninguna pesadilla ya te causa pavor
ni te intimida
mi cuerpo
libre del hueso que lo cubría
como la oruga expuesta
no tiene futuro de mariposa
y morirá
-no lo quiera el buda-
secándose en la hoja de la mora
derramándose en saliva
muy lejos de la seda.
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