Poesia Bolivia
-Fue poeta revolucionario, maestro de primaria e inconfundible investigador del folklore de Oruro.
1. Alberto Guerra Gutiérrez, poeta y antropólogo, Premio Nacional de Promoción Cultural Gunnar Mendoza 1999, falleció el jueves 7 de septiembre a consecuencia de un paro cardíaco en su ciudad natal, Oruro. Tenía 76 años. Sus restos se velaron en el Paraninfo Universitario.
2. La información fue proporcionada por el poeta Benjamín Chávez, albacea e íntimo amigo del vate orureño, a través de una escueta nota on-line enviada al ciudadano K., adonde dijo: “Una pésima noticia. Esta mañana (ayer) en Oruro murió el Alberto.”
3. Chávez agregó que Alberto hace un tiempo estuvo en cama por 2 meses por un resfrío que se le complicó, pero del que se recuperó. “Lo vi hace 15 días y estaba flaco pero bien. Parece que tuvo una recaída. Lástima viejo”, aclaró.
4. En Antología de la Poesía Boliviana (La Paz-Cochabamba, 1977), Yolanda Bedregal anota de la actividad poética de Alberto lo siguiente: “De esencias mineras; sin desconocer la realidad primordial del tema; el minero y su angustia; y su esperanza por alcanzar nuevos niveles de vida”.
5. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de la Universidad Técnica de Oruro (UTO) y trabajó varios años en esta universidad y en la Alcaldía de esa ciudad.
6. Militó en la segunda “Gesta Bárbara” y fue, últimamente, un gran propiciador de antologías de jóvenes poetas.
7. Publicó más de veinte libros de varia lección, entre ellos los poéticos: Gotas de luna (1955), Siete heridas o la historia de mi corazón (1964), El mundo del niño (1968), co-autor de la antología De la muerte nace el hombre (1969), Balada de los niños mineros (1970), Antología de la poesía del amor (1971), entro otros.
8. Desde las páginas de La Razón, se subraya que fue uno de los más grandes impulsores del Carnaval de Oruro y sus investigaciones contribuyeron a descubrir los orígenes y la magia de la fiesta. “Fue promotor del quehacer cultural en Oruro y junto a una generación de poetas creó el suplemento literario El Duende”, refiere.
K.
MI CASA
Esta no es mi casa;
mi casa tiene altos ventanales
y un árbol de ramas jóvenes
limpiando celosías de lluvia
en sus cristales.
Mi casa tiene ojos claros
como el alba
y una rosa enamorada
atisbando por rendijas
de su puerta que es mi propio corazón,
hecho de maderas dulces
y de esperanza.
Esta luna gris
que agría la menguada luz
de la corriente
de mi río vertical y perseguido,
no es la misma luna
que tiñe de azul
el aire que decora de amores
la brisa que se hace
dueña, de mi casa
en cada beso de la noche.
MI casa me está esperando
y no tengo la lumbre ahora,
que como racha de luciérnagas
abra el sendero
para llevar mi sombra
a sus umbrales,
ni tengo acequias todavía
que lleve mi ansiedad como agua
para regar su árbol de ramas jóvenes
en sus ventanas.
Mi casa
río noctámbulo y sedentario,
a pesar de sus piedras de infortunio,
copia estrellas doradas
en su espejo peregrino.
Esta no es mi casa
hecha de temor y enormes murallas
para que no huya
el dolor de sus entrañas,
¿mi casa?
hondas raíces de savia cristalina
sustentan su estructura
de amor y altos ventanales.
Viejo río
de generosas aguas
como el vino,
mi casa llena ahora de soledad
por mi ausencia,
tiene lágrimas de pie
junto a las horas,
un vacío royendo sus paredes,
una ansiedad en sus pétalos
pensativos;
una postergada ilusión
de besos y caricias;
y no tengo por ahora
nada que ofrecerle
-sin embargo- ,
le ha de bastar, seguramente
mi solo corazón,
crecido entre lianas de amor
y enredaderas.
Esta no es mi casa;
mi casa tiene un árbol de ramas jóvenes
y una rosa enamorada
junto a su puerta
dolida de maderas dulces
y de esperanza.
Alberto Guerra Gutierrez
(Bolivia, 1930-2006)
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