El ciudadano K. tiene la misma paciencia de Jah: habla, lee, escribe y alaba la poesía en todas sus formas, porque la emergencia de la belleza es constante y su corazón está a punto de desfallecer: "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres", profiere K. mirando los rojos ponientes de Culpina K, un pueblito creado por el artista plástico Gastón Ugalde en el desierto de Potosí.
lunes, junio 26, 2006
Un cuarto de siglo con Homero Carvalho
-Este jueves 29 de junio, a las 19:00, en el Instituto Internacional de Integración el escritor y poeta beniano presentará su libro "Cuentos Completos" (2006)
1. “Se trata de casi toda mi obra narrativa. 25 años de cuenta cuentos”, declara Homero Carvalho Oliva (49 años) en una entrevista on-line. En ella el escritor beniano revela algunas combinaciones (“claves” a las orejas paradas del ciudadano K.) para escribir cuentos y poemas.
2. El autor de La ciudad de los inmortales (2005) y Territorios invadidos (1992) asevera antes, en un texto Ars Narrativa que va textual más abajo: “el narrador es Descartes insepulto, vive en sus palabras; escribe, luego existe.”
3. “¿Qué has aprendido del arte literario?”, le dijo sin chistar K. a Homero, quien contestó: “Lo que aprendí del arte de narrar, del arte de la ficción diría yo, lo expresé en mi ‘Ars Narrativa’”.
4. Este texto fue escrito por Homero Carvalho después de un taller literario en Venezuela, en el que participó junto a representantes de cada uno de los países latinoamericanos, y tuve de maestros a Sergio Pitol y a Ednodio Quinteros.
5. “Alguna vez afirmé que los cuentos y la literatura misma me han salvado del suicidio y no lo hice de manera retórica, lo dije porque a través de la palabra he logrado encontrarme a mismo”, dijo.
6. “¿Hay algo en común entre escribir cuentos y el escribir poemas?”, le lanzó K. desde el PC de su habitación 4 x 4.
7. “Yo no me sentaría a escribir un cuento o un poema si no lo tengo en la mente. Es decir no me siento a escribir esperando la inspiración divina”, espetó Homero.
8. En el caso del cuento –prosiguió Homero como hilado por la divina inspiración- hay que seducir a las musas invocando a los hechos, al personaje. Y en el caso del poema, a través de la imagen hay que buscar la imagen que exprese lo que tienes que decir.
9. En ambos casos –revela Homero- hay que trabajar escribiendo y corrigiendo hasta que la sugerencia gane la partida. Hasta que lo mágico se imponga a lo racional.
10. “Esta frontera, sin embargo, se vuelve imperceptible en los microcuentos que escribo. Hay cuentos hiperbreves que pueden ser considerados poemas pero que nos cuentan una historia, como este Borges: ‘Le regret D'Héraclite/ Yo, que tantos hombres he sido, no he sido nunca aquel en cuyo abrazo desfallecía Matilde Urbach’. Ya ven, es un cruce perfecto entre cuento y poesía. Por eso me siento cómodo escribiendo minificciones”, registró Homero para callar hasta el jueves 29.
11. Homero Carvalho Oliva nació en 1957 en Santa Ana del Yacuma, Beni. Ha publicado: Biografía de un otoño, cuentos (1983). El Rey Ilusión, cuento infantil (1989). Seres de Palabras, cuentos (1991). Territorios invadidos, cuentos (1992). Historia de Angeles y Arcángeles (1995). Ajuste de Cuentos, cuentos (1996). Ajuste de Cuentos, cuentos (1999). Memoria de los espejos, novela (1996). Santo Vituperio (2003). La ciudad de los inmortales (2005).
12. Tiene dos poemarios: uno inhallable y otro Las puertas (2005).
K.
E-mail del escritor y poeta:
homero@cotas.com.bo
Ars narrativa
Por Homero Carvalho
El cuento es el infinito cuya puerta es la página. En la superficie llana del papel el narrador es un cazador perdido que intenta atrapar el dinosaurio de Augusto Monterroso; mientras persigue sus huellas da cuenta del universo. El escritor es un marinero desatando nudos para levar anclas y navegar en las ominosas aguas del lenguaje. Es un naufrago solitario escribiendo su bitácora terrestre. Es un jugador de ajedrez, las palabras son las piezas y el argumento el tablero; juega contra si mismo tratando de no descubrirse en el otro. Es un buscador de tesoros, el brillo de las palabras lo deslumbra y sólo su experiencia puede hacerlo distinguir el oro entre la arena de los ríos de la memoria. Es un ser inconforme, un rebelde, nunca se siente a gusto con lo que escribió. Es un guerrero, aprende de cada una de las batallas y no espera morirse en el próximo combate: el miedo lo mantiene con vida. El narrador es Descartes insepulto, vive en sus palabras; escribe, luego existe. Es Homero relatando la historia de una guerra causada por un simple lío de faldas. Es un asesino privilegiado, es el único chismoso con licencia para matar. Es un historiador de las rutinas cotidianas, de las epopeyas domésticas. Es un niño frente a una pared blanca, aborrece los espacios vacíos y los jardines sin maleza. Es un músico sin instrumento buscando en su propia voz los sonidos que le darán el tono necesario para satisfacer su estilo. Es un alquimista buscando la piedra filosofal en el alfabeto. Es un hierofante, un sacerdote que oficia rituales sin feligreses presentes. Es un adicto, sabe que el relato de hoy no será el último. El narrador es Casanovas, los vacíos sin palabras le sugieren el cuerpo de la mujer deseada, el amante cuida de no violar la hoja virgen, simplemente la seduce. Es un onanista, la escritura es su orgasmo. Es un hacedor, inventa y destruye mundos en cada oración. El narrador es un hechicero penitente, sabe que su escritura no cambiará el mundo y aspira a que lo ayude a cambiar a él mismo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario