El ciudadano K. tiene la misma paciencia de Jah: habla, lee, escribe y alaba la poesía en todas sus formas, porque la emergencia de la belleza es constante y su corazón está a punto de desfallecer: "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres", profiere K. mirando los rojos ponientes de Culpina K, un pueblito creado por el artista plástico Gastón Ugalde en el desierto de Potosí.
martes, marzo 06, 2007
La ciudad K.
Los símbolos de la ciudad más joven y autonómica de Bolivia.
Bolivia
- Un poema para la que cumple 22 de años de edad en plena autonomía municipal. La que le vio crecer y la que le vio convertirse en ciudadano.
1. Desde hace 6 años que el ciudadano K. (44 años) abandonó el techo de Bolivia, como debiera llamarse la ciudad de El Alto, para radicar definitivamente en la ciudad de La Paz, la carie dental que atrae como la tierra prometida de los israelitas.
"Una extensa altiplanicie: 351 kilómetros cuadrados forman parte del territorio de El Alto, ciudad ubicada a 4.100 metros sobre el nivel del mar."
2. El ciudadano K. vivió en El Alto desde sus 4 años de edad, cuando su padre fue arrojado de su trabajo de Correos por sus constantes borracheras, y sin lugar para vivir en la Hoyada tuvo que llevar a su familia a existir “desterrados” en lo más marginal de dicha ciudad: en la zona Los Andes.
3. El K. se educó y creció en esta ciudad durante más de 38 años. Allí vio nacer a sus sobrinas (J. y M.) y también morir en manos de un asesino a su hermano menor A.
4. Allí el K. moró en pobreza extrema y jugando con voladores, alimentándose sólo de libros Porrúa y revistas cómic chilenas Zig-Zag.
5. En sus barriales, a temprana edad, el K. se topó con Dios que venía vestido de Testigo de Jehová, de Mormón y de Católico.
6. Un día de esos, perdió primero a su madre N. que murió como una muñeca de trapo en la calle y a su padre C. que se sofocó en su propio envejecimiento en un cuartucho de tierra, en plena fiesta de San Juan.
La ciudad con potencial productivo y artesanal y, porque no, cultural.
7. Los 38 años que radicó el K. en El Alto jamás su familia pudo adquirir bienes ni heredar ningún terruño. Fueron sólo inquilinos o habitantes de la errancia.
8. A pesar de todo eso, El Alto ha marcado al K. tanto en su lenguaje como en su espíritu, porque de lo alto viene la bendición del cielo.
K.
Las Iluminaciones pertenecen a La Razón que ha dedicado un suplemento especial a El Alto.
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