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sábado, septiembre 15, 2007

¡Mar a la vista!


El oleaje verbal trae poesía de Bolivia y traslaciones de poetas novos y estadounidenses. Y no trae a ningún poeta chileno.

- Al carajo se mandaría el ciudadano K. para columbrar en medio del altiplano este mar íntimo (Mar con soroche) que de tanto ser apreciado ya parece ola y barcarola en uno desde las costas de Santiago de Chile.

- Un número reciente se presentó anoche en la ciudad de Córdoba.

1. En el marco de la Feria del Libro Córdoba 2007, Libros desde el sur del continente, que se desarrollará del 6 al 24 de septiembre en Plaza San Martín, anoche fue lanzado el número 4 de la revista de poesía y otras escrituras de por acá “Mar con soroche” (Santiago/La Paz. Septiembre, 2007) a cargo de Virginia Ayllón (La Paz, Bolivia) y Andrés Ajens (Concepción, Chile) en la Dirección cultural de Cultura de la Municipalidad de Córdoba.

2. La presentación fue anunciada por el portal Intemperie y además se precisó que Mar con Soroche pronto estará expedita en las peores librerías del hemisferio austral, y (en pdf) en el mencionado sitio.

3. Mar con Soroche es una iniciativa co-alentada por Lenguandina (Santiago – La Paz), Ed. Pirotecnia (La Paz), El Cielo de las Serpientes (La Paz), Coorporación Ayún (Santiago) e Intemperie (Santiago).

4. Este número cuenta con financiamiento del Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura, del Gobierno de Chile, y del Ministerio de Cultura de la República independiente de Sorata.

5. El lote editorial cubre tanto la ruta esquimal como la hiperbórea del territorio verbal: Jorge Campero (La Paz), Juan Carlos R. Quiroga (La Paz), Pedro Favaron (Buenos Aires), Román Antopolsky (Washington), Roberto Echavarren (Montevideo), María Teresa Andruetto (Córdoba), Jussara Salazar (Curitiba), Marcelo Villena (París), Kent Jonson (Illinois), Forrest Gander (Providence), Zacarías Alavi (La Paz), Elvira Hernández (Santiago), Erin Mouré (Montreal), Graciela Huinao (Santiago), Virginia Ayllón (La Paz) y Andrés Ajens (Santiago).

6. Asistente de edición: Loreto Pizarro (Ñuñoa). Diagramación de Ezio Mosciatti y Mónica Maldonado; los dibujos y tintas que puntean diversas secciones de la revista corresponden a Martha Oatis (en Nueva York), tintas, Andrea Araos (en Valparaíso), dibujos a grafito, y Román Antopolsky (en Washington), tintas al interior del dossier Des/ Orientes. Email: marconsoroche@yahoo.com.br

7. El blog K. copia íntegro el prólogo (escritor por el célebre escritor paceño Emeterio Villamil de Rada) que anticipa los trabajos verbales tanto de poetas chilenos como de poetas bolivianos entre otros cómplices del extranjero.

8. La revista Mar con soroche fue impresa en las impresionantes Impresiones Gráficas Digitales, IGD. Dizque.

9. El índice completo del nuevo número se puede leer completo en el blog Poeta Empírica S.A. de C.V.

K.



a modo de

por Emeterio Villamil de Rada

A modo de presentación de este asorochado Mar, la palabra la tiene esta vez Emeterio Villamil de Rada, doctor en Bellas Letras y primer catedrático de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz. Se trata de un dilecto pasaje de su monumental obra (de ciencia ficción según algunos), La lengua de Adán y El hombre de Tiwanaku, La Paz, 1888, en donde don Emeterio prueba científicamente que la lengua madre, la madre de todas las maternas lenguas, la lengua que hablaban Adán y Eva en el Paraíso (y que don Emeterio ubica en el poblado de Sorata, donde por azar él viniera al mundo), fuera el jaqi aru alias aymara:

“Medio siglo ha, que admirando a Hegel, el jefe intelectual entonces de Alemania, la brillante novedad de que el Sánscrito no fue generante cual se presumía del Griego, y que ambas lenguas procedían del origen común de otra tercera incógnita, pronunció equivalente tal descubrimiento al de un Nuevo Mundo. De tanta trascendencia se graduó el importante alcance del suceso.

Equivalía simplemente, sin embargo, a determinar o autentizar la constancia de que, entre las dos mil ramas de un árbol, perteneciendo dos de ellas a tronco común, no había sido la una el factor de la otra.

Gran paso sin duda aquél, exagerada fue empero, la apreciación de Hegel. Si valiera ella como calificante asimilador del hallazgo de un mundo, ¿qué se diría del actual descubrimiento? Atúrdome y me humillo. Ni voluntario fue, ni solicitado. Impuesto a la intuición fue una luz. No era una laboriosa adquisición. Tales cosas nacen, o son. No se hacen.

Del sepulcro de los siglos, y reverdeciendo por sí, se levanta un árbol que cubre la tierra y la entrelaza. Todas sus ramas han vivido y florecido y aún existen. Intacto está el tronco e incólume. Se compone de todas las lenguas hoy funcionantes, o históricas. ¿Mas qué importaban el aglomerado tronco ni las ramas? La causa y germen producente, la raíz era la que incumbía no sólo explorar, sino poseer y usar.

Y esta plena posesión y uso actual, desde la íntima profundidad de raíces hasta el tronco y las ramas y fruto, dando sombra y nutrimiento a todos los siglos y pueblos, es hoy el real significado del descubrimiento y su alcance. ¿Qué diría Hegel? ¡Lejos de mí, pequeñeces y vanidades!”

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