El ciudadano K. tiene la misma paciencia de Jah: habla, lee, escribe y alaba la poesía en todas sus formas, porque la emergencia de la belleza es constante y su corazón está a punto de desfallecer: "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres", profiere K. mirando los rojos ponientes de Culpina K, un pueblito creado por el artista plástico Gastón Ugalde en el desierto de Potosí.
lunes, febrero 25, 2008
Un poema para Alexander Coffee
El blog de Pedro Granados donde se desgrana sus poemas breves como las gotas de la lluvia paceña.
Technorati Profile
- Quién lo hubiera creído, el poeta peruano se manda un poema para la cadena de café de altura Alexander Coffe.
1. Hace más de una semana atrás, estuvo en la ciudad de La Paz, el poeta peruano Pedro Granados (53), a quien vimos presentando el número 5º de Mar con Soroche en complicidad de Andrés Ajens, “pueta” santiaguino.
2. El bardo peruano compartió algunos momentos con poetas bolivianos en casa de Jessica Freudenthal.
3. Granados viajó a Santa Cruz y también a Cochabamba en bus interdepartamental para hacer lo mismo: lanzar los pocos números de Mar con soroche.
4. Antes de partir de regreso a Lima, su ciudad natal, contrajo cierta gripe que lo mantuvo serio y cansino en la despedida dominguera (17 de febrero nocturno en Plaza Murillo) con el ciudadano K.
5. Hace poco subió un poema a su blog que lleva su mismo nombre y envió una copia al blog K. para que lo leyeran los amigos y las amigas que hizo durante su corta y entrañable visita a estos lares adonde falta mucho oxígeno y sobran las palabras.
6. El poema habla de eso precisamente: de las cosas “fermosas” que cogió su lenguaje en La Paz.
K.
18/02: La Paz, Alexander Coffee
Por Pedro Granados
Sobre los cuatro mil
metros de altura
te escribo. Sobre
las treinta mil
personas que he visto
en el camino.
Inhóspito el aire
para la poesía.
Enorme atalaya es ésta
para el control de
vidas y almas
y sexualidades.
Toda Bolivia se halla
en el ropero. También
el Perú. Y probablemente
el completo casco andino.
Encerrados en el ropero
de nuestros deseos
y de nuestra aplazada dignidad.
Un gigantesco amaru se ahoga
por la dura costra
que lo separa de la superficie.
Un flamante neumático
ahora mismo lo pisa.
Ver y correr y ser derrotado
enésimas veces.
En qué onda
pillar el aire.
A través de qué escondrijo
palpar finalmente tus piernas,
tu culo redondo,
tu espumosa vagina.
Todos somos salvos.
Todos somos inocentes
sobre tan rígido ice cream del mundo.
Ni todas las muecas del diablo pueden disimular
nuestros dientes de leche.
El mundo andino pasa todo
por un agudo periodo de refrigeración.
Perú
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario