ClixSense

lunes, abril 16, 2007

Cuento más breve es de Hemingway


Hemingway es hasta ahora el único que ha escrito el cuento más corto.



-Hasta hace poco, los lectores de América latina creíamos que ese entusiasmo literario era sólo para Augusto Monterroso. Pero no había sido así.

- Lo más extraordinario del cuento de Hemingway acaso no sea, por tanto, su cortísima extensión sino el hecho de que consiguió instalarse en lo alto del podio de la brevedad encarnando, en cierto aspecto, una excepción a dos reglas. Sepa cuáles...

1. Hace pocos meses (en noviembre de 2006) la revista Wired convocó a una treintena de escritores estadounidenses, en su mayoría de ciencia-ficción, y les pidió que escribiesen un cuento de apenas seis palabras.

2. La base para escribir dicho cuento era tomar como ejemplo un micro-relato de Ernest Hemingway (1899-1961) cuyo texto completo dice en inglés: “For sale: baby shoes, never worn” y que, según parece, el autor de “Los asesinos” tenía por una de sus obras maestras, dice el suplemento Radar de Página 12.com.ar

3. Según Eduardo Berti, autor del reportaje “Los cuentos mas breves del mundo.
Las palabras contadas”, la respuesta de los escritores estadounidenses fue entusiasta y todos cumplieron la premisa, salvo el desobediente Arthur C. Clarke que escribió un larguísimo cuento de diez palabras.

4. “Algunos entregaron más de un texto, como Margaret Atwood. Abundaron los cuentos de tinte político (alusiones directas a Bush y a Irak), y hasta hubo perlas: Steven Meretzky propuso “Muy confundido, leyó su propio obituario” (He read his obituary with confusion); Bruce Sterling escribió “Era muy caro seguir siendo humano” (It cost too much staying human) y Ben Bova puso “Salvó al mundo volviendo a morir” (To save humankind he died again), los que podrían ser, además, brillantes inicios de novela”, sostiene.

5. En cuanto a Atwood, empleando una audaz elipsis jugó con la lógica secreta que vincula dos hechos o noticias: “Hallan cadáver incompleto. Médico compra yate” (Corpse parts missing. Doctor buys yatch).

6. Traducida al castellano, la miniatura de Hemingway podría quedar –propone Berti– como “Vendo zapatos de bebé, sin usar”. De esta forma se mantienen las seis palabras del original: se gana una al resumir “for sale” con “vendo”; se suma una palabra a causa de la preposición “de”, obligatoria en castellano: “baby’s shoes” / “zapatos de bebé”.

7. Berti aclara que ni la revista Wired ni los especialistas en la obra de Hemingway se ponen muy de acuerdo sobre cuándo y dónde fue publicado este cuento mínimo, precursor de lo que los norteamericanos apodan “super-short stories” o “microfiction”.


"El cuento de Hemingway, rotundamente realista, tiene algo que los demás no".

8. Pero lo más interesante del reportaje de Berti no son, por cierto, la cobertura a los más de treinta “microfiction”, sino a los análisis y argumentos para asegurar que el de Hemingway obliga a que el lector abandone cualquier postura pasiva.

9. “Lo pone a trabajar o, al menos, lo invita a hacerlo. Si el espacio para las respuestas no está en el cuento, sólo puede estar en otro lugar: en la cabeza de un lector ‘activo’”, apunta el autor argentino del reportaje.

10. Hasta la popularización del cuento adjudicado a Hemingway, dos textos se repartían el privilegio de ser considerados como “el cuento más breve del mundo”. Uno tiene 7 palabras, el otro 16. Es decir que Hemingway les ganó a ambos en brevedad.

11. Cierto consenso ha establecido que entre nosotros, el cetro de “cuento más breve” recayese en “El dinosaurio” del guatemalteco Augusto Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía seguía allí”.

12. En la tradición de la “microfiction” norteamericana, por su parte, por años se ha estimado que “el cuento más breve del mundo” era un celebrado texto de Fredric Brown: “The last man on Earth sat in a room. There was a knock on the door”. (El último hombre sobre la Tierra está sentado a solas en una habitación. Llaman a la puerta.).

13. Pero para Berti, dicho cuento breve es una reescritura de “Mensaje” de Thomas Bailey Aldrich (“Una mujer está sentada sola en una casa. Sabe que no hay nadie más en el mundo: todos los otros seres han muerto. Golpean a la puerta”), que está incluido en la Antología de la Literatura Fantástica, de Borges, Bioy Casares y Silvina Ocampo, y adjudicado a Borges por algunos estudiosos de la obra de Bailey Aldrich.

K.

6 comentarios:

Unknown dijo...

Un hallazgo extraordinario. El cuento es conmovedor, su proyección está más allá de la tragedia.
Homero Carvalho

K. dijo...

Hola cuate mío. Un agrado tener un comentario tuyo.
Ya vemos que el cuento breve "El Dinosaurio" de Monterroso quedó en ciernes.

Saludos.

K.

Anónimo dijo...

ierto ciudadano que comenta primero, llamó desde Sucre a un joven que habita en Santa Cruz, para comentarle que un tal Señor K. había publicado este texto.
Encontrarnos en los comentarios era imprescindible.
Va un buen abrazo breve. O sea, dos veces abrazo, dos veces bueno.

K. dijo...

Siempre es bueno tener tus comentarios online, parecen haikús por lo breve.

Me he quedado bobo esperando que me obsequies tu libro de poemitas que no hay en La Paz.

K.

Rob dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
sujetos no sujetados dijo...

Estoy descubriendo a Hemingway y me impresiona el mambo que tiene con los bebés no nacidos...