El ciudadano K. tiene la misma paciencia de Jah: habla, lee, escribe y alaba la poesía en todas sus formas, porque la emergencia de la belleza es constante y su corazón está a punto de desfallecer: "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres", profiere K. mirando los rojos ponientes de Culpina K, un pueblito creado por el artista plástico Gastón Ugalde en el desierto de Potosí.
domingo, abril 01, 2007
Poema a Blanca
Los restos mortales de Blanca Wiethuchter descansan en en lago Titicaca.
- Este poema de Juan Carlos Ramiro Quiroga, 45 años, fue publicado este domingo en Fondo Negro de La Prensa.
K.
Poema a Blanca
1. Transparente o liviana. No sé. Ignoro la palabra o las palabras para sujetar levemente la poesía de Blanca Wiethüchter, porque su poesía es eso: el blanco inmutable de la quietud y del sosiego.
2. Nunca fue radical, como hubiera esperado su mentor Jaime Saenz, ni en el sesgo ni en la rítmica poética, porque escribía poco y bien, cada vez con menos ambiciones y siempre con esa tranquilidad andina, a ratos desmentida por su herencia germana.
3. Pero a pesar de la soledad que la buscaba y hasta asediaba por todos los rincones del alma, la poesía de Blanca siempre fue compartida y dividida como el pan cristiano entre la amante y el amado.
4. Una cosa es cierta. Jamás la poesía de Blanca fue mística ni ególatra del mecanismo verbal. Y acaso renegó por siempre de la ironía y el desplante de Nicanor Parra.
5. Blanca siempre fue rigurosa consigo misma y con sus palabras. Su único color fue el verde y su único refugio Ítaca, a donde nunca retornó Kavafis.
6. La música clásica le atraía igual que el fuego, pero dejó a las palabras el rigor de labrarla día a día, a tiempo con el tiempo.
7. ¿Cuál es la palabra que más agradaba a Blanca? Oh luminoso amor: “¡Oh dulce resplandor de estos días!”, decía.
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