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miércoles, abril 16, 2008

Marco elogia gota a gota a “Robertito”


Verty Bracamonte y Marco Montellano en el “Homenaja a Roberto Echazú”. Fotografía de Pablo Osorio Enrique Abud.

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- El pasado sábado 12 de abril, por invitación del grupo de lectores de la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA), se realizó un homenaje al poeta Roberto Echazú en los salones de la universidad del que participaron personalidades como Homero Carvalho y Matilde Casazola.

- El blog K. comparte con los blogueros amigos el texto que Marco Montellano leyó en la ocasión...

K.


“Roberto es para nosotros, los que quisimos ser sus mejores amigos, El poeta, el héroe del silencio”, dice el poeta y bloguero tarijeño Marco Montellano.

Robertito

¿Por qué se dice en diminutivo el nombre de un hombre de setenta años? Hay dos respuestas posibles, la anecdótica y la poética. Y es que quizás sean esos los sentimientos que dejó en nuestra memoria Echazú Navajas: una sonrisa inacabable, fruto de su ingenio y buen humor, características esenciales del hombre libre y una brisa melancólica en la que susurran un pequeño conjunto de imágenes contundentes que conforman su obra poética.

Volvamos, sin embargo, a nuestra pregunta. Es posible que coincidamos en que llamábamos a Roberto en diminutivo, como si fuera un niño, porque quizás sí lo era. Su voz recordaba a las quenillas agudas y tristes de la fiesta de San Roque y su amabilidad y sonrisa a los niños que están descubriendo al mundo a cada paso.

Julio Barriga (inexorable poeta, compañero y amigo de Echazú) anota dos hipótesis: La primera sobre su voz; Robertito, decía Julio, es una persona por cuya garganta han pasado 500.000 botellas de vino tinto produciendo una música maravillosa… La segunda idea era sobre su carisma; Roberto era alguien que hacia sentir a todos que eran sus mejores amigos... todos creíamos que éramos los mejores amigos de Roberto, el hacía eso, recuerda Barriga, pero sabe en el fondo que, en realidad, todos queríamos serlo.

Roberto murió el dos mil siete. Setenta años duró su poema. En él, como en los verdaderos artistas, la obra y la vida se confunden, porque ambas son producto de la misma necesidad: El arte.

Cuando la vida, esa efímera y la memoria de los amigos concluye, el artista tiene la capacidad de trascender el tiempo y conversar eternamente con todo aquel que se acerca a su obra; es en ella donde radica su grandeza.

Roberto, como Rimbaud o Rulfo, dejó pocas hojas y casi en blanco. Ellas bastaron para que muchos lo proclamen ahora como el "príncipe de las letras tarijeñas", mas yo prefiero quedarme con el título que le confirieron los elocuentes espacios en blanco de sus poemarios, Roberto es para nosotros, los que quisimos ser sus mejores amigos, El poeta, el héroe del silencio.

Marco.



2 comentarios:

Pablo E. Osorio A. dijo...

Que buen fotógrafo.

La Vero Vero dijo...

Quién mejor para rendirle un homenaje , con todo el cariño a "Robertito" como él y Julio Barriga lo llaman. Mi compadre Marquito. Imagino que Roberto está feliz de aquello.