El ciudadano K. tiene la misma paciencia de Jah: habla, lee, escribe y alaba la poesía en todas sus formas, porque la emergencia de la belleza es constante y su corazón está a punto de desfallecer: "lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres", profiere K. mirando los rojos ponientes de Culpina K, un pueblito creado por el artista plástico Gastón Ugalde en el desierto de Potosí.
viernes, agosto 11, 2006
Árbol K.
Poesia Bolivia
- Esta selección de poesía también recoge textos de autores conocidos. Espera que se enriquezca y prolongue más allá de los años venideros. Ahora incluye un poema de “Autorretrato acodado” (La Paz, 2006) de Jorge Ortiz Sánchez.
XIII
Dos claras intenciones de tu pubis labiado suman sus espejismos,
interesaría hoy precipitarnos a balbucear alguna imitación de dios,
una alegoría carnívora, una tipografía febril, una especia
en el lenguaje figurado al sincerarse más allá del cuerpo de dios,
el falso cielo de los cómicos de la inmundicia desnudándonos con ayunos
del levítico; un haiku del azar ha de venirme encima con el hollejo
de la vigilia, en las entrañas frías de la penumbra la meditación
tranquila nos agua los recodos y el légamo,
así procuraremos iluminar la acción escénica con milagros de equívocos
y utopías, los odios de dios, las lumbreras monjiles, las falenas prostibularias.
Está la criatura poblada en su danza raída; riente desnudo
el que vegetaste en el momento del vaho tibetano que quise
me iluminara en mis dependencias humanas,
permanecemos en la sensualidad monacal envuelta
en severos despojos de una silla quemada, fue mi silla rota,
fue mi sillita huérfana, fue apenas un argumento de madera trabajada,
la vaguedad de un retablo miserable, cojera de confesionario.
Para ungirnos en un cedazo casquivano pecando en la lengua
la yema tiende a desorbitarse y el panal rinde miel azulosa,
las aficiones piadosas presumen de su niño sin bendiciones
cenitales del simulacro de un verbo, es la yeguada sabrosa
impúdica que hurga las verijas con hojas de laurel y acanto,
es la Cruz Verde en su calleja, es la pasión de la Santa Vera Cruz Tatala.
En la mitad del monte el silencio de la tartamudez nos fue haciendo
melancólicos, las venturosas sillas no nos piden tu descanso;
acto del estupor hazme tu piedra perenne, piedad del teatro vacío
dales de comer fantasmagorías a mis animalitos, así;
espectáculo del porvenir y del pasado sin motivación dramática,
salir temprano del cuerpo revaloriza las entrañas y no desperdicia
las sienes, un haiku del fracasado daguerrotipo de una mujer
frágil no está enfermo de mí, ya encontraremos otro intérprete
de tus espumas originado en un par de mancuernas;
estamos y no estamos lamiéndonos las heridas en las mujerzuelas
pertenecientes a los objetos de escarnio.
Jorge Ortiz Sánchez
(Bolivia, 1956)
Pedidos de su poemario a Plural Editores:
plural@acelerate.com
Teléfono: 411018 / Fax 08115657
Casilla Postal 5097
La iluminación del post pertenece a:
Rafael Angel Fernandes
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